Línea Editorial


Que nadie busque aquí un mínimo indicio de objetividad; sinceramente, no lo hay. En este blog se reflexiona sobre la obra del artista David Bowie, metáfora del cambio inacabado. He aquí, por tanto, una excepcional fusión de arte, pensamiento y esquizofrenia.

martes, 2 de diciembre de 2014

Heroes

Una mina por explotar. Sabía su autor que la historia de dos amantes rondando por el Muro de Berlín tenía buena pinta. Ahora bien, ¿cuál era la dirección más apropiada? ¿dejarlo en una simple canción de amor? ¿centrarse en la crítica política? Este himno de Bowie tiene la grandeza de fusionar hasta confundir dos temas más que antagónicos: el amor y la guerra (en este caso, fría). 


Nos situamos en Berlín. Año 1977. Desde una ventana el artista David Bowie observa el encuentro de una pareja en el lugar menos apropiado de la ciudad: el Muro. La escena no puede ser más épica. Vigilados por los soldados, se supone en un día frío y gris, los amantes se adentran en un juego peligroso que, inevitablemente, acaba en disparos. 

Y el vídeo, en versión corta y con una iluminación muy básica, otorga más épica a los seis minutos de la canción original. Reducido a tres minutos, el concepto es muy sencillo. De la oscuridad surge estática una figura delgada, quebrada, triste. Sus movimientos parecen entrecortados, tímidos, como si le diera vergüenza gesticular más de lo normal. Lejos queda su época de mimo. La mirada divaga perdida entre la cámara y el infinito. El montaje oscila entre un plano general y el primer plano lateral. Resaltan los colores de sus ojos. Al final, cobran más protagonismo los reflejos de la luz trasera y se atisban ciertos indicios de sonrisa en su rostro. No obstante, lo único que se ha movido ha sido la cámara.


    Cuatro nombres para comprender Heroes. David Bowie y Brian Eno compusieron la "trilogía berlinesa", tres díscos míticos para el cambio de década. Ambos perfilaron la idea: el primero se centró más en la letra; el segundo experimentó con el sintetizador.Robert Fripp le dio vueltas a lo de la guitarra; y Visconti, leyendas aparte (dicen que la pareja de la que se habla en la canción eran él y una amante), encajó en un muro de sonido todas las ideas anteriores.
         

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