Línea Editorial


Que nadie busque aquí un mínimo indicio de objetividad; sinceramente, no lo hay. En este blog se reflexiona sobre la obra del artista David Bowie, metáfora del cambio inacabado. He aquí, por tanto, una excepcional fusión de arte, pensamiento y esquizofrenia.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Love is Lost

Que poco hubiera sido el Duque Blanco sin aquellos Duchamp, Tzara o Arp. Hace un siglo experimentar con la provocación era más sencillo; bastaba con exponer como cúspide del arte una rueda de bicicleta, incluso un urinario o pintarle unos bigotes a la Gioconda. Ahora, sin embargo, el espectador se ha hecho más exigente, y si la primera imagen no atrae...no sirve. Por ello, entre los últimos trabajos de Bowie sobresale "Love is Lost", síntesis de dos formas de entender el matrimonio entre rock y audiovisual. Ya sea caro, ya sea barato, una historia puede, y debe, apoyarse en la imagen desde múltiples perspectivas hasta lograr resultados inusuales. E impresionantes. 


Durante un fin de semana y con un par de muñecos, Bowie elaboró cámara en mano un videoclip muy barato. Menos de trece dólares, lo que le costó el USB donde guardar el montaje. Decidió desempolvar las marionetas de antaño, revisar la estética de "Ashes to ashes" y, de esta forma, contar la historia de una joven de 22 años que tiene que empezar de nuevo tras una ruptura sentimental. El enemigo a batir: el miedo. 

"Your country's new, your friends are new
Your house, and even your eyes are new
Your maid is new, and your accent, too
But your fear is as old as the world"



La segunda propuesta supera con creces la idea de Bowie. Remezclada por James Murphy, líder de LCD Soundystem, la versión dilata hasta los diez minutos una historia donde el artista lleva al extremo su papel de creador. Dos amantes, surgidos de la nada, evolucionan en la pantalla hasta involucionar de nuevo. Camino de ida y vuelta que recuerda aquello de "polvo serán, mas polvo enamorado".


Salvando las distancias, la visión del mimo que deambulaba por un acantilado espacial supuso un shock para los primeros espectadores del rock. Todo empezaba de nuevo. Era el año 1980. 

martes, 9 de diciembre de 2014

Héroes

Ahora toca lección de chovinismo, que ya es complicado con los tiempos que corren por la península ibérica gracias a los nacionalismos de siempre (de interior y de periferia). La adaptación al castellano sí que convence... pero por eso, porque no es una versión, porque es una adaptación a la fonética oclusiva tan nuestra. Y, claro, no la firma cualquiera. Resulta que en el pop español hubo en su día una figura que supo captar lo que emergía en Europa y llevarlo a lo propio. Vamos, como Cervantes con las novellas italianas tan en boga en el Renacimiento. Un tal Eduardo Benavente, líder de una banda que respondía al nombre de Parálisis Permanente, firmaba una versión espectacular del "Heroes" de Bowie. ¿La clave? La velocidad. 


"Yo, quisiera poder
nadar, nadar bajo el mar,
y nada nada nos alejaría,
ser como delfines por siempre jamás.

Podemos ser héroes
un día nada más.
Yo sería el rey
y tu serías la reina
y nada nos separaría
seremos nosotros
un día nada más.
Podemos ser héroes
un día nada mas.

Yo, yo puedo acordarme
estar contigo en Berlín
y nada, nada nos separaría
seremos nosotros
un día nada más"

domingo, 7 de diciembre de 2014

Héros

Y en francés el horror es mayor. No cuadra. Silábicamente no encaja. Los golpes de voz no sobreviven ni al cambio de código ni a la sonoridad. La musicalidad se desvanece y el resultado se acerca más al esperpento que a la epopeya imposible de los dos amantes. Eso de que las grandes canciones superan todas las barreras, incluso las lingüísticas, es una gran mentira. La historia que cuenta Bowie en "Heroes" no alcanza la intensidad inherente al original inglés en su traducción al alemán y al francés. Ahora bien, ¿qué importa? 


jueves, 4 de diciembre de 2014

Helden

No es lo mismo, ¿para qué nos vamos a engañar? Lo del 'we can be heroes' no suena tan épico en otras lenguas, y mucho menos en alemán. Parece, más bien, un ejercicio de repaso para estudiantes de escuela de idiomas. Queda claro que la lengua del rock es la inglesa, la de Shakespeare y compañía, y que llevarlo al terreno de la fonética germana, tan cacofónica ella, es más que arriesgado... es una temeridad. No obstante, si Bowie decidió darle este gustazo al público berlinés por algo será.


martes, 2 de diciembre de 2014

Heroes

Una mina por explotar. Sabía su autor que la historia de dos amantes rondando por el Muro de Berlín tenía buena pinta. Ahora bien, ¿cuál era la dirección más apropiada? ¿dejarlo en una simple canción de amor? ¿centrarse en la crítica política? Este himno de Bowie tiene la grandeza de fusionar hasta confundir dos temas más que antagónicos: el amor y la guerra (en este caso, fría). 


Nos situamos en Berlín. Año 1977. Desde una ventana el artista David Bowie observa el encuentro de una pareja en el lugar menos apropiado de la ciudad: el Muro. La escena no puede ser más épica. Vigilados por los soldados, se supone en un día frío y gris, los amantes se adentran en un juego peligroso que, inevitablemente, acaba en disparos. 

Y el vídeo, en versión corta y con una iluminación muy básica, otorga más épica a los seis minutos de la canción original. Reducido a tres minutos, el concepto es muy sencillo. De la oscuridad surge estática una figura delgada, quebrada, triste. Sus movimientos parecen entrecortados, tímidos, como si le diera vergüenza gesticular más de lo normal. Lejos queda su época de mimo. La mirada divaga perdida entre la cámara y el infinito. El montaje oscila entre un plano general y el primer plano lateral. Resaltan los colores de sus ojos. Al final, cobran más protagonismo los reflejos de la luz trasera y se atisban ciertos indicios de sonrisa en su rostro. No obstante, lo único que se ha movido ha sido la cámara.


    Cuatro nombres para comprender Heroes. David Bowie y Brian Eno compusieron la "trilogía berlinesa", tres díscos míticos para el cambio de década. Ambos perfilaron la idea: el primero se centró más en la letra; el segundo experimentó con el sintetizador.Robert Fripp le dio vueltas a lo de la guitarra; y Visconti, leyendas aparte (dicen que la pareja de la que se habla en la canción eran él y una amante), encajó en un muro de sonido todas las ideas anteriores.