Línea Editorial


Que nadie busque aquí un mínimo indicio de objetividad; sinceramente, no lo hay. En este blog se reflexiona sobre la obra del artista David Bowie, metáfora del cambio inacabado. He aquí, por tanto, una excepcional fusión de arte, pensamiento y esquizofrenia.

martes, 20 de enero de 2015

Orwell también engatusó a Suede

Si tuviéramos que elegir un grupo que bebe directamente en las fuentes de Bowie, sin lugar a dudas pronunciaríamos el nombre de Suede. En 1994 presentaron su trabajo más sublime, un complicado segundo doble disco titulado Dog Man Star. Excesivo, melodramático, reflexivo, en el fondo extremo e irreverente en aquellos tiempos de vacuo britpop...todos estos adjetivos nos suenan porque, no nos engañemos, todos ellos los utilizamos una y otra vez para aludir a los trabajos de los Stardust, Sane, el Duque Blanco, etcétera, etcétera. 

Bernard Butler (izquierda) y Brett Anderson en primer plano.
En la historia del rock se suelen dar tándems que lamentablemente se rompen. Algunos de los ejemplos más paradigmáticos los tenemos en la dupla Morrissey-Marr, o en el caso de Ian Brown y John Squire, pero cuando Brett Anderson y Bernard Butler dieron por cerrada su relación artística se estaba desvaneciendo, en verdad, la anhelada prolongación de un puñado de canciones apoteósicas. En "We Are The Pigs" encontramos, además, eso que tanto satisface al Bowie compositor, esto es, la intertextualidad, aquí en forma de homenaje al Orwell de 1984 y Rebelión en la granja; en esencia, un mundo en descomposición entregado a lo que aparece en la gran pantalla. Algunas cadenas televisivas se negaron a emitir el videoclip.


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